Todas esas calas de aguas turquesa y arenales brillantes que se merecen, como mínimo, figurar en tu Instagram. Si nunca has venido a la isla, toma nota, porque no querrás perderte ni una.
Es Trenc
La emblemática playa de Mallorca que, si uno no lo especifica, puede confundirse perfectamente con cualquier arenal del Caribe. Larga, con arenas blancas finísimas que brillan bajo el sol, aguas turquesa y cristalinas que besan las orillas sin apenas oleaje, dunas salpicadas de pequeña vegetación a su alrededor, un chiringuito aquí y allá, los míticos búnkers que los artistas callejeros pintan a su gusto con mensajes que han dado la vuelta al mundo… Es Trenc, en el sur de Mallorca, junto a Santanyí, Campos y Ses Salines, es la playa más fotogénica de la isla y, sin duda, la más fotografiada. Si estás por la isla este otoño, acércate: es una época perfecta para sacar su mejor cara.
Caló des Moro
Muy cerca de Es Trenc ya que también está en la zona sur de Mallorca. Se trata de una pequeña cala que es un entrante de mar entre dos altos acantilados. El acceso es complicado pues hay que bajar el talud y la zona de arena es escasa. Pero todo lo compensan sus aguas cristalinas y la vista desde arriba la convierte en una imagen de postal.
Cala Varques
Un poco más al norte de Sa Coma, donde se encuentran algunos de nuestros hoteles en Mallorca más completos, se encuentra Cala Varques. Una de las calas más famosas por su calidad de playa virgen -a veces hasta es posible toparse con vacas y cabras tomando el sol en los alrededores- a la que es necesario llegar por un estrecho sendero entre arboledas. Tras caminar unos 10 – 15 minutos, el premio es increíble: aguas de un azul brillante, con espuma acariciando la orilla y pequeños acantilados alrededor en los que los más atrevidos practican una modalidad de escalada denominada psicobloc. Tanto la cala como los deportistas colgados de las paredes de roca tienen más de una foto.
Cala Estellencs
En la Serra de Tramuntana, la zona más oeste, cerca de Andratx, está Estellencs. Este pueblecito mínimo, de apenas una calle principal y callejuelas que suben y bajan la montaña, cuenta con una de las calas más originales de Mallorca: se accede a ella por un puente y nace al borde de un gran talud de roca de color rojizo. Alrededor todavía se conservan los pequeños y tradicionales embarcaderos de los pescadores del pueblo.
Cala S’Amarador
Ubicada en el parque natural de Mondragó, es otra de las calas de aguas turquesa que no puedes dejar de llevarte a casa en forma de fotografía. Un día de sol claro puedes captar todos sus colores en su máximo esplendor, desde el turquesa de las aguas, el blanco intenso de la arena y el verde refrescante de los pinos que bordean la costa. Aprovecha tu visita para llevarte un picnic y disfrutar del excelente clima del otoño en Mallorca en su zona de merendero.
Cala Agulla
La playa por excelencia de Cala Ratjada, en el extremo noreste de Mallorca. Playa virgen que forma parte del parque natural de Llevant y que destaca por la calidad de sus aguas, su limpieza, su arena finísima (de las más finas de toda Mallorca debido a que el mar que conecta Mallorca y Menorca en esta zona presenta bastante oleaje en invierno) y sus bosques. Alrededor de toda la playa se extienden los pinos mansos creando una frontera natural entre este paraíso y el resto de la civilización. El pueblo de Cala Ratjada, además, es uno de los que conserva más espíritu marinero en la isla y, si tienes la oportunidad, acércate al puerto donde podrás ver a los pescadores descargar cajas y cajas de pescados y gambas rojas del Mediterráneo.
Playa de Muro
La gran playa del norte de Mallorca que se extiende a lo largo de más de una decena de kilómetros enlazando con las de Can Picafort y el otro gran arenal de la zona: Son Serra de Marina. Playa de Muro tiene una zona concreta donde se suelen sacar numerosas fotografías ya que es un muelle de madera que se adentra en la bahía de Alcudia y desde el cual se ve el Mediterráneo en todo su esplendor. Desde allí hasta la zona de Ses Casetes de ses Capellans, la playa está adornada por una franja de dunas naturales que provienen del parque natural de S’Albufera de Mallorca, el humedal más grande de la isla, ideal para fotografiar pájaros e insectos.
